sábado, 15 de marzo de 2014

Esa descarga que se siente por todo el cuerpo en ese momento. Sí, esa misma, esa descarga que te hace cien veces más fuerte, que te hace salir corriendo y llorar, sobre todo llorar. Sentirte como si fueras una auténtica mierda y te da ganas de gritar.
Estamos hablando de esa descarga que hace mover tus pies solos, uno detrás del otro, paso firme y rápido. ¿Huir? Quizá, una huída necesaria, para no explotar, para no hacer algo de lo que después puedas arrepentirte aunque lo acabas haciendo y te sientes aún más estúpido de lo que ya lo hacías.
Después vienen las lágrimas de impotencia e inseguridad, ahí la descarga y sus efectos han desaparecido, no existen, se esfumaron. Te sientes débil y sin fuerzas, te sientes solo, que todo lo que tanto te ha costado conseguir  se rompe en mil pedazos sobre ti. Y solo puedes llorar, mandarlo todo lejos y volver a empezar desce cero, como si nada hubiera ocurrido... pero lo único que puedes es aprender a vivir con los errores del pasado.



Porque nadie es perfecto y quizá la imperfección sea la mayor virtud en un ser humano.

Sara Cupido



"Hoy quiero vivir pensando que soy yo quien ha tomado una firme decisión el que ha escapado de esos títeres que quieren ser la voz en off de mis recuerdos". Auryn

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